2 abr 2009

Marihuana contra las células cancerosas


Tal vez el papel más conocido de la marihuana entre pacientes con cáncer sea como 'aliado' contra la fatiga, la pérdida de apetito o las náuseas que causan algunos tratamientos. Sin embargo, en otro contexto muy diferente empiezan a verse evidencias que demuestran que el cannabis podría ser algo más: un agente terapéutico contra las células tumorales. Un grupo de investigadores españoles lidera esta vía de investigación, que esta semana ha puesto un nuevo peldaño en su camino.

El equipo, que encabeza desde la Universidad Complutense de Madrid el investigador Guillermo Velasco, acaba de publicar en la revista 'Journal of Clinical Investigation' nuevos datos que confirman el potencial anticancerígeno del tetrahidrocanabinol (THC), el principal ingrediente activo de la marihuana. Y lo que es más importante, han desentrañado los mecanismos que intervienen en esta acción antitumoral.


Como si de una cadena de montaje se tratase, Velasco y su equipo han observado (tanto en líneas celulares humanas, como en ratones con tumores cerebrales), que el cannabis es capaz de activar una proteína, p8, que a su vez actúa sobre otras piezas importantes en el control del crecimiento tumoral, como Akt y mTORC. "Esto desencadena en las células un proceso de autofagia, por el que ellas mismas digieren algunos de sus propios componentes, como las mitocondrias", explica el investigador. Finalmente, esta autofagia provoca la muerte de la célula tumoral mediante una especie de suicidio programado llamado apoptosis.


Los ratones del experimento, recibieron la misma dosis de cannabinoides sintéticos (suministrados por compañías que lo fabrican de forma artificial) tanto en la zona del tumor como intraperitonealmente, es decir, con una inyección bajo el abdomen. Y en ambos casos se logró una reducción de la masa tumoral; lo que significa que la acción del tetrahidrocanabinol puede obtenerse bien de manera local o sistémica, a través del torrente sanguíneo.

También en humanos

Para confirmar que el mecanismo descubierto es el mismo en el caso de los tumores humanos, Velasco y su equipo tuvieron acceso a las muestras de dos pacientes tratados en Canarias con tetrahidrocanabinol dentro de un ensayo clínico piloto realizado en 2006. Y confirmaron que también en células humanas el principal ingrediente del cannabis es capaz de desencadenar esta cascada de señales que acaba con la muerte de las células cancerosas.


La buena noticia es que conociendo al detalle este mecanismo es posible pensar en utilizar fármacos que regulen esa vía; bien diseñando compuestos nuevos que actúen a ese nivel, o utilizando fármacos que ya están en el mercado (como la rapamicina, que actúa sobre mTORC). Aunque como advierte Velasco con cautela, "que nadie piense que el cannabis va a combatir por sí solo el cáncer cerebral", sino que será necesario utilizarlo y probarlo con otros compuestos. "El futuro del cáncer pasa por terapias combinadas e individualizadas; no por una monoterapia", subraya.


A partir de ahora, al margen de conocer mejor los entresijos de este mecanismo, el grupo tratará de llevar sus conclusiones a un ensayo clínico con pacientes. "Tendremos que combinar los cannabinoides con otros compuestos útiles frente a los tumores cerebrales; y ver todavía cuál es la dosis adecuada de THC, la mejor vía de administración... Esto no es mágico".


Además, añade, se trataría de utilizar el cannabis igual que un medicamento, no por vía inhalada, ni fumada. De hecho, una de las posibilidades que barajan es emplear uno de los fármacos a base de cannabinoides que se administra en forma de 'spray' por vía sublingual (llamado Sativex) y que podría autorizar la Unión Europea próximamente.


Respecto a los recelos que pueden despertar los posibles efectos secundarios del cannabis (como ocurre en el cerebro de los fumadores de porros más jóvenes), Velasco también se muestra tranquilizador. "Tiene un perfil mucho menos tóxico que la quimioterapia. Y hemos observado que en las células sanas tiene incluso un efecto protector. A diferencia de las células tumorales, éstas no mueren cuando se les inyecta THC", explica. Sin que se sepa aún muy bien a qué se debe esta diferencia, el investigador se atreve a apuntar a una cuestión relacionada con el metabolismo que habrá que seguir estudiando.


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1 abr 2009

Desactivar la actividad nerviosa de los riñones podría aliviar la hipertensión

LUNES, 30 de marzo (HealthDay News/Dr. Tango) -- Emplear una técnica basada en catéter para desactivar la actividad nerviosas de los riñones, un proceso conocido como denervación renal, podría ayudar a las personas que tienen presión arterial alta difícil de tratar, según sugiere un estudio reciente.

Aproximadamente del 30 al 40 por ciento de la población mundial tiene hipertensión, y del 5 al 10 por ciento tiene hipertensión resistente. Hay una relación entre la hiperactividad del sistema nervioso simpático (que rige los riñones) y la progresión de la presión arterial alta, así como la enfermedad renal crónica e insuficiencia cardiaca, de acuerdo con la información de fondo del comunicado de prensa del estudio.


En la investigación participaron 45 pacientes que tenían hipertensión resistente, definida como una presión arterial sistólica de 160 mm Hg, que tomaban tres o más medicamentos antihipertensivos, incluido un diurético. Algunos de los pacientes se sometieron a un procedimiento conocido como "tratamiento basado en catéter percutáneo por radiofrecuencia" y luego fueron seguidos durante un año.


Este tratamiento consiste en introducir un catéter por la arteria femoral (en el abdomen o muslo) hasta la arteria renal (del riñón), y que luego se dirige al área donde se encuentran los nervios renales. Una vez ahí, se utiliza energía de radiofrecuencia para suprimir la actividad nerviosa.


Antes del tratamiento, la presión arterial media de los pacientes era de 177/101 mm Hg. Después del tratamiento, la presión arterial media se redujo en -14/10, -21/-10, -22/-11, -24/-11 y -27/-17 mm Hg en uno, tres, seis, nueve y doce meses. Entre los pacientes que no fueron tratados, el incremento promedio en la presión arterial fue de +3/-2, +2/+3, +14/+9 y +26/+17 mm Hg a los uno, tres, seis y nueve meses.


"Con esta breve terapia basada en catéter demostramos un excelente perfil de seguridad", escribieron Henry Krum, del Centro de investigación cardiovascular y educación en terapia de la Universidad Monash en Melbourne, Australia, y colegas. "El procedimiento no causó efectos adversos a largo plazo... La denervación renal terapéutica condujo a una reducción considerable y constante en la presión arterial, alcanzada por pacientes que eran resistentes a varios tipos de medicamentos antihipertensivos. Asimismo, se observó una reducción de la presión arterial en un periodo tan corto como un mes así como una reducción más marcada a los tres meses. Además, estas disminuciones se mantuvieron a lo largo de las evaluaciones posteriores".


Si otros estudios demuestran el valor de este tratamiento, se debe reservar para los pacientes que tengan hipertensión muy resistente, y sólo después de que hayan fracasado las terapias farmacológicas o de que éstas no hayan sido toleradas por el paciente, escribieron los expertos en un comentario acompañante.


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