16 dic 2008

Acorralan a la metástasis del cáncer

Una de las enfermedades más temibles de la historia acaba de toparse con un equipo de médicos que han descubierto un posible punto débil con el que atajar la dolencia. Los científicos han aclarado cómo se produce la metástasis a causa de una enzima y declaran que podría detenerse el proceso y frenarse la enfermedad. Este nuevo avance podría representar un nuevo hito en la curación definitiva del cáncer.

Para comprender bien cómo actúa el cáncer debemos tener en cuenta dos de sus mecanismos mas mortíferos. Por un lado la capacidad de las células cancerosas de replicarse de modo indefinido. Y por otro lado, la habilidad para desplazarse desde su punto de origen hasta el resto del cuerpo. Esto permite que, por ejemplo, un cáncer de piel o de mama, que podría atajarse perfectamente y no ser mortal, pueda convertirse en un cáncer de cualquier órgano vital y acabar rápidamente con la vida humana. La unión de estas dos potencialidades son la que hace del cáncer una de las patologías más temidas del siglo. La medicina se encuentra atacando varios frentes para tratar de desactivar la enfermedad. Existen líneas de investigación que intentan abortar la proliferación ilimitada de células cancerosas a base de sistemas tan lejanos como antimateria, pasando por las nanomáquinas. Existen estudios que persiguen la creación de fármacos dirigidos específicamente a destruir dichas células. Y existen investigaciones como las del equipo médico liderado por Marco Falasca del Instituto de Ciencia de Células y Moléculas en Barts, en unión a la Escuela de Medicina y Odontología de Londres. Han descubierto una información fundamental que describe cómo se realiza la metástasis, es decir, el desplazamiento de las células cancerosas a través del cuerpo. Se ha publicado en la revista Science Research.

El equipo de investigadores ha demostrado que existe una enzima, la fosfolipasa Cy1 (PLCγ1), que está implicada en la metástasis y juega un papel crucial en su formación. Pero han hallado una cosa aún más importante y es que la regulación a la baja de la expresión de esta enzima puede revertir la progresión de la metástasis. El grupo investigó desde diferentes enfoques cómo intervenía la PLCy1 en líneas celulares de cánceres fuertemente invasivos. Y los resultados mostraron que para que se produzca la metástasis en un cáncer de mama es necesaria la presencia de esta enzima asesina, que a su vez activa a la proteína Rac1. Este lazo funcional ha quedado demostrado y esto permite conocer mejor las relaciones causa-efecto entre estas sustancias. El profesor Falasca explicó que “de forma consistente con respecto a estos datos, hemos detectado un incremento en la expresión de la PLCy1 en las metástasis, en comparación a los tumores primarios de cáncer de mama que muestran los pacientes. Por tanto, el PLCy1 es crítico en la formación de metástasis, por lo que el desarrollo e inhibición de esta enzima posee un potencial terapéutico enorme en el tratamiento de la diseminación por metástasis”.

Este es un descubrimiento apasionante. Ha demostrado que desactivar esta molécula evita la metástasis. El hecho es sencillo, si detenemos la metástasis podemos detener las muertes por cáncer. Ahora necesitan centrarse en el desarrollo de fármacos que puedan bloquear el PLCy1. Estamos a un paso.

8 dic 2008

"Huesos inyectables" contra fracturas

La sustancia, de consistencia parecida a la de la pasta de dientes, crea un recubrimiento biodegradable sobre el hueso que lo ayuda a regenerarse.

Los especialistas de la Universidad de Nottingham que lo crearon -al frente de quienes figura el profesor Kevin Shakesheff- sostienen que el material evitaría, en muchos casos, los injertos dolorosos de huesos.

Los expertos iniciaron las pruebas clínicas de la sustancia, un polímero, en el Reino Unido y se espera que pueda ser utilizada en Estados Unidos en los próximos 18 meses.

Sin operar

El llamado "hueso inyectable" ganó un prestigioso premio de innovación médica la semana pasada.

Shakesheff declaró que el polímero se inyecta fácilmente sin necesidad de incisión quirúrgica, al contrario de lo que ocurre con los injertos óseos, en los que se usa hueso del mismo cuerpo del paciente para reparar el daño.

El científico explicó que "no sólo (con la técnica actual) el paciente tiene que ser operado sino que además queda con un área dañada", lo cual se evitaría con el uso del nuevo material.

"Nosotros creemos que bastará insertar la aguja, llevarla al sitio deseado e inyectar el polímero", que es capaz de endurecerse en cuestión de minutos.

"Debido a que el material no se calienta, las células óseas a su alrededor sobreviven y pueden crecer", añadió Shakesheff.